viernes, 28 de junio de 2013

Joven y musulmana

¡Qué barbaridad! Cómo han cambiado las cosas. Ahora te gustan los hombres con barba y turbante, quieres llevar un anillo en el dedo y llenar la casa de alfombras. Vestir como si salieras de un cuento de Ali Babá y casarte con Aladdin (aunque para ser sincera, eso siempre lo has querido).
Aprender a cocinar las mil y una sopas del mundo, tomar té con todo. Poner la mesa, quitar la mesa, poner la mesa, quitar la mesa...el número de veces que esto se repite depende de si tienes un total cyprus style husband (se come dos veces al día) o un medium cyprus style husband (se come tres veces al día) fregar los platos, hacer té, hacer té, hacer té, reñir a un marido barbudo cuya respuesta para todo es "Alhamdulillah" o si tiene una mañana lúcida "Mashallah" e "Inshallah".
Llenarte de mocos y babas de tus hijos y los de tus amigas, rezar mientras alguno de esos bichitos (u otros, ¡será por niños!) te golpea en la cabeza con un tren de madera, lavar la ropa, sopa para siempre y para todos, sopa hasta el infinito y más allá.
Reuniones con mujeres con pañuelos de colores y sus cyprus style husband: todos con la misma barba, el mismo turbante y la misma conversación "Alhamdulillah que sí, hermano", "Alhamdulillah" le dice el otro, "Alhamdulillah hermanos, tenéis razón" dice el tercero que los escucha. Obviamente, también hay solteros/as, esos son aquellos cuyas vidas son más arriesgadas pues su especie está en continuo peligro de extinción, la mano del matrimonio acecha en cada esquina de la derga y si no tienes cuidado algún desconocido puede casarte con un barbudo cyprus style.
Ahora quieres hacer "mongetas", cocinar para otros, ponerte falda, cantar en árabe, despertarte temprano con un barbudo que te diga "Alhamdulillah que es Alhamdulillah" mientras se peina la barba cyprus style, tender la ropa de Aladdin, limpiar babas y hacer pedorretas..el té sabe a amor, el catalán suena a amor, todo te da risa, dices y haces más tonterías de lo normal y todo lo anterior te parece perfecto... ¡Qué barbaridad! ¡Qué jolgorio! ¡Qué algarabía!